Historia
El año 1946, Don Eduardo Rojas Araya, elquino nacido en Paihuano, junto a doña María Lobos Videla, adquieren el Fundo Las Terneras y los derechos en la Estancia Ingahuaz, abarcando más de 65.000 hectáreas de la cordillera Elquina, siempre con miras a desarrollar actividad y contribuir a su tierra con diversos cultivos agrícolas propios de la zona y el tradicional “arreo” de animales a las veranadas en plena cordillera, logró sacar provecho de este inexplorado sitio para dar pie, a lo que hoy la Familia Rojas Lobos, actual propietaria, junto con la Sociedad Ingahuaz Ltda., emprenden como un nuevo objetivo, ésta vez, con el agua, que antes sirvió para abastecer a diaguitas e incas que transitaban por el Qhapaq Ñan (ruta del inca) y que hoy pretende entregar su pureza y calidad a las nuevas generaciones, embotellada en origen, de manera artesanal y nula intervención de su entorno, en un envase que entrega este relato étnico en una fresca experiencia para todo aquel que goza de la montaña y su sabiduría, del que vive la cultura, del que se guía por las estrellas y del que se reanima con la naturaleza.
Inspiración
La fuerte influencia Inca-diaguita reflejada en los sitios arqueológicos únicos de la zona, en los colores y detalles de cerámicas, han servido de inspiración en el diseño de la botella. El difundir el valle de Ingahuaz y la desconocida y poco explorada cultura originaria del lugar es uno de nuestros propósitos, Ingahuaz, o “Casa del Inca” aún esconde muchos secretos en sus cumbres. La sustentabilidad es un elemento rector e inspirador en nuestro proceso, el entorno sufre la menor intervención posible, se proyecta el funcionamiento de la planta con energías renovables y su envase de vidrio es ecológico, reutilizable y reciclable.